lunes, 17 de agosto de 2015

viernes, 7 de agosto de 2015

Cuerpo, mente y emociones en equilibrio. El ejercicio físico y nuestro cerebro.




Vamos a cuidarnos. El ejercicio físico y nuestro cerebro.

Realizar ejercicio físico moderado es beneficioso para mantener el cerebro sano porque para cuidar el cerebro hay que utilizarlo y el deporte es un gran motivador.

La Sociedad Española de Neurología y la Fundación del Cerebro recuerdan la importancia de practicar deporte para mantener nuestro cerebro activo, mejorar el estado de ánimo, potenciar la memoria y controlar la hipertensión arterial, un gran enemigo de nuestro cerebro. Además ser seguidor de un deporte o de un equipo también puede conllevar beneficios neurológicos.

Cuando realizamos ejercicio se activan muchas partes del cerebro. Nuestro cerebro no sólo se encarga de coordinar el movimiento de los músculos implicados en la actividad propiamente física, sino de que se lleven a cabo todas las funciones corporales que hacen que nuestro cuerpo funcione correctamente ante un aumento de actividad: incrementar el flujo sanguíneo, el ritmo cardiaco, la respiración, el consumo energético, y  toda esta actividad es beneficiosa tanto para la vascularización cerebral, como para fomentar la sinapsis neuronal”, señala el Dr. Carlos Tejero, Vocal de la Sociedad Española de Neurología.

No olvidemos la importancia de practicar deporte para mantener el cerebro activo, nos ayuda a sentirnos bien y  a potenciar la memoria.

 

jueves, 6 de agosto de 2015

Ladrillo a ladrillo. Cuerpo, mente y emociones en armonía.

Ladrillo a ladrillo. Cuerpo, mente y emociones en armonía.

Ladrillo a ladrillo.
Paso a paso.
Si todos los días hacemos algo, aunque sea mínimo, para acercarnos a la meta que nos proponemos, acabaremos llegando.
Las grandes cosas se construyen con pequeños pasos y con constancia.

Imagina todo lo que puedes conseguir.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Cuentos para pensar. ¿Qué eres tú? Zanahoria, huevo o café. Jorge Bucay




Cuentos para pensar. ¿Qué eres tú? Zanahoria, huevo o café.

Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en otro. Coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?". "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?". Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua siendo fuerte y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua siendo frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"