martes, 25 de febrero de 2014

Ejercicios de gimnasia cerebral




Observa esta secuencia de números.
¿Cuantas parejas de números consecutivos suman 6?
Ejemplo 48335715; hay 2 parejas.


5    1    8    2    4    9    1    1    6    5    1    5
9    1    2    3    4    5    2    3    3    2    7    3

jueves, 13 de febrero de 2014

Cuento. El poder de la palabra.

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.

Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo éste era, le dijeron a las dos ranas que estaban en el fondo que a los efectos prácticos, se debían dar por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serian inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió, se desplomó y murió.

La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía sentido seguir luchando.

Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que, finalmente, logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "Nos alegra que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".

La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás gesticulaban tanto porque le estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.
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No olvidéis el poder que tienen las palabras,  una  palabra de ánimo puede ayudar a  alguien que esté pasando un momento complicado  y  una palabra inapropiada puede perjudicarle.


jueves, 6 de febrero de 2014

Cuento. El Secreto del Camarero


El capítulo del libro del que surge este extracto es “El Secreto del Camarero” y relata uno de los momentos más especiales que vive la protagonista, Ariadna, perdida en “El Laberinto de la Felicidad”.

Dice así:

Con la lección aprendida sobre los obstáculos reales y postizos, Ariadna golpeó el muro con las palmas de las manos hasta derribar una columna de ladrillos. Se había abierto una brecha suficientemente ancha para que pudiera pasar al otro lado, donde para su sorpresa encontró la calle donde había dormido tres días atrás.

    Al pasar nuevamente junto al CAFÉ DEL LABERINTO, recordó que el camarero le había prometido explicarle cuál es el sentido de la vida.

    Ariadna se sentó en el único taburete vacío junto a la barra y se sorprendió al encontrar ante sí las tres tazas vacías, como la primera vez que había entrado en el café. Eso la convenció de que la estaban esperando.

    El camarero confirmó esa certeza al dirigirse hacia ella muy risueño y decir:

    -Bueno, ¿qué desea la señora?

    -Ya lo sabe: vengo a que me explique cuál es el sentido de la vida.

    -Eso haré. Pero no olvide que el sentido de la vida es diferente para cada persona y es usted misma quien debe descubrirlo. Yo sólo puedo contarle lo que he descubierto después de trabajar cuarenta años como camarero.

    Ariadna contempló expectante las tres tazas vacías mientras el hombre se ponía bien la armilla antes de iniciar, feliz y sonriente, su explicación:

    -He calculado que el contacto de un camarero con cada cliente que pide un café no supera de media un minuto escaso. Es el tiempo que suman el saludo y la pregunta: “¿qué desea tomar?”, lo que te pide el cliente, cuando pones la taza sobre la mesa, la hora de pasar la cuenta y la despedida cuando se marcha. Son muchos momentos diferentes, pero el verdadero contacto entre el camarero y el cliente no supera en conjunto el minuto.

    -¿Y qué significa eso?

    -¡Significa que es una oportunidad! Independientemente de la calidad del café, que es lo de menos, en ese minuto el camarero tiene ante sí tres opciones o, mejor dicho, tres posibles resultados que dependen de su actitud.

    Tras decir eso, el camarero hizo una breve pausa para buscar las palabras más adecuadas. Luego explicó:

    -En ese minuto puedes conseguir que la persona se marche peor de lo que ha llegado, si eres grosero. O bien puede irse igual que ha venido, si le tratas con indiferencia. Pero también tienes la oportunidad de que salga del café mejor de lo que ha entrado, si le regalas un poco de amabilidad.

    -¿Y eso es todo? -dijo Ariadna sin ocultar su decepción- Pero ¿qué tiene que ver eso con el sentido de la vida?

    -¡Este ES justamente el SENTIDO DE LA VIDA!, y no sólo para los camareros. Todos tenemos cada día decenas de pequeños y grandes contactos con los demás. Nuestro reto es conseguir el tercer resultado: que su vida sea un poco mejor después de estar con nosotros. ¡Ese es el desafío, el premio gordo de cada encuentro!

    Al escuchar esto, Ariadna se quedó muy pensativa. El camarero entonces le guiñó el ojo y se despidió así:

    -Y ahora debo irme: tenemos muchas vidas que mejorar.

 «El laberinto de la felicidad» Álex Rovira y Francesc Miralles.

La mayor muestra de grandeza de un ser humano se observa en su sencillez, en su humildad, en su calidez, en su amabilidad, en su ternura, en la capacidad de mejorar el momento presente del otro desde la entrega que busca regalar una pizca  de alegría a quien tenemos enfrente. Porque en efecto, tenemos muchas vidas que mejorar, empezando con la propia y la de quienes tenemos cerca.

miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Cómo se miraría desde arriba?



"La ventana"



Dos hombres enfermos de gravedad compartían el mismo cuarto de un hospital. Uno de ellos tenía permitido sentarse durante una hora de la tarde para drenar el líquido de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación. El otro tenía que permanecer acostado de espaldas sin moverse.

Conversaban incesantemente, un día tras otro, de los temas más variados y, sobretodo, de sus experiencias. Cada tarde, cuando el hombre del lado de la ventana se sentaba, le describía a su compañero de cuarto todo lo que veía en el exterior. Con el tiempo, el hombre acostado de espaldas, que no podía asomarse por la ventana, esperaba ansioso que llegara esa hora durante la cual disfrutaba con los relatos de su compañero.

La ventana daba a un gran parque con un lago hermoso. Los patos y los cisnes se deslizaban por el agua, mientras los niños jugaban en la orilla. Los enamorados se paseaban de la mano entre jardines con flores de todos los colores y árboles majestuosos. Al fondo de este paisaje, en la distancia, se distinguía recortada sobre el cielo una bella vista de la ciudad con sus monumentos. Cuando el señor de la ventana describía todo esto con detalle, su compañero cerraba los ojos y lo imaginaba con una gran sonrisa en su boca. Una tarde, le describió un desfile que pasaba por la puerta del hospital y, aunque no pudo escuchar la banda, era casi como si lo hubiera visto. Otra tarde le retransmitió un partido que jugaban unos niños enfrente, con sus goles y todo. En otra ocasión le contó con precisión cómo iba vestida la gente y lo que hacían cuando pasaban por allí en su ir y venir. Prácticamente cada vez le contaba una cosa distinta. Así se sucedían las tardes, los días y las semanas.

Una mañana, la enfermera, al entrar en la habitación para el aseo diario, se encontró con el cuerpo sin vida del señor de la ventana, que al parecer había muerto tranquilamente durante el sueño. Al día siguiente, el otro señor pidió que lo trasladaran cerca de la ventana. La enfermera realizó el cambio y después de asegurarse de que estaba cómodo, le dejó solo. El señor, con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó en un codo para poder mirar el mundo exterior por primera vez desde su llegada al hospital, ¡por fin podría verlo todo por sí mismo!

Una vez que consiguió incorporarse, miró por la ventana y lo único que vio fue la pared gris de un edificio. Confundido y triste a la vez, llamó a la enfermera y le preguntó si sabía por qué su compañero muerto le había engañado describiendo tantas cosas maravillosas y distintas de lo que se veía por la ventana. La enfermera le respondió: "Tu compañero era ciego. Ni siquiera podía ver la pared de enfrente. Un día me comentó que lo hacía para animarte".>>